Los lentes de contacto esclerales se han convertido en una herramienta fundamental para pacientes con queratocono avanzado, especialmente en aquellos casos en los que la irregularidad corneal es tan severa que incluso los lentes corneales rígidos (RGP) no logran ofrecer una visión funcional o una adaptación cómoda.
En pacientes que están casi en indicación de trasplante de córnea, los lentes esclerales pueden brindar una calidad visual sorprendentemente buena, retrasando —e incluso evitando— la necesidad de cirugía en muchos casos.
No apoyan sobre la córnea, sino en la esclera, evitando el trauma sobre una córnea adelgazada o irregular.
El reservorio lagrimal (clearance) neutraliza la irregularidad corneal, creando una superficie óptica estable.
Proporcionan excelente calidad visual, incluso en topografías extremadamente irregulares donde otros lentes fallan.
Son útiles en corneas con cicatrices, post-hidrops, ectasias severas e incluso en irregularidades postquirúrgicas.
A pesar de sus ventajas, la adaptación de un lente escleral en queratocono avanzado no es sencilla y requiere un alto nivel de experiencia. Esto se debe a:
La gran variabilidad anatómica del ectasia avanzada, necesita de múltiples modificaciones para ajustar:
Altura sagital
Borde
Zona limbal
Clearance central y periférico
Es frecuente que el paciente requiera más de un ajuste, e incluso varios lentes de prueba, hasta lograr una adaptación verdaderamente personalizada.
En casos complejos, la adaptación puede apoyarse en:
clearance en micras
relación lente-córnea
zonas de toque inapropiado
Mapeo sagital 3D
Esto permite una adaptación mucho más precisa, segura y eficiente, reduciendo complicaciones relacionadas con un diseño subóptimo.
Un lente escleral que no está bien ajustado puede generar:
Hipoxia corneal, debido a un clearance excesivo
Edema o visión borrosa al final del día
Enrojecimiento persistente
Vascularización corneal
Inflamación del limbo o insuficiencia limbal
Disminución de la tolerancia al lente
Riesgo de progresión o daño corneal
Por ello es fundamental que la adaptación sea realizada por un optometrista con experiencia específicamente en lentes esclerales, y que el paciente siga las recomendaciones de uso responsable.
En los casos adecuados, los lentes esclerales pueden:
Restaurar la visión en queratocono severo
Reducir síntomas como fotofobia o fluctuación visual
Mejorar la calidad de vida
Posponer o evitar la necesidad de un trasplante de córnea
Muchos pacientes que ya creían haber agotado sus opciones encuentran en los lentes esclerales una solución visual estable, segura y eficaz.
Realizar controles periódicos para vigilar la salud corneal.
Respetar las horas máximas de uso recomendadas (10–12 horas diarias).
Alternar con gafas o lentes aéreos para permitir oxigenación.
No prolongar el uso de un lente por más de 1–2 años.
Acudir a evaluación inmediata ante dolor, ojo rojo o disminución visual.