Los lentes de contacto rígidos permeables al gas (RGP) han sido, desde hace décadas, la referencia principal para el manejo óptico del queratocono. A día de hoy siguen considerándose el estándar de oro para mejorar la visión en la gran mayoría de los pacientes con esta enfermedad, gracias a su capacidad para regularizar ópticamente la superficie corneal y ofrecer una excelente calidad visual con óptima oxigenación.
Incluso con la llegada de tecnologías más avanzadas, los lentes RGP continúan siendo la primera línea en muchos casos, por su efectividad, accesibilidad y capacidad de ofrecer una visión nítida incluso con irregularidades corneales moderadas a avanzadas.
Los RGP crean una superficie óptica uniforme que neutraliza muchas de las irregularidades corneales, ofreciendo una visión nítida difícil de superar por otros lentes.
Al ser lentes de diámetro pequeño y altamente permeables al oxígeno, permiten una oxigenación corneal muy superior a la de otras opciones, favoreciendo la salud ocular en el uso prolongado.
Comparados con los lentes esclerales, los RGP toleran un tiempo de uso más largo durante el día, siempre bajo supervisión profesional.
Son considerablemente más económicos en comparación con lentes esclerales u otros lentes personalizados de alta complejidad, lo que los convierte en una opción accesible para muchos pacientes.
Aunque son altamente funcionales, los RGP no están exentos de retos:
Para muchos pacientes, la sensación de cuerpo extraño puede ser muy difícil de tolerar.
En cada parpadeo, y considerando que parpadeamos cada 10–15 segundos, puede sentirse como “basurita en el ojo”, lo cual puede resultar desesperante para algunos usuarios.
El paciente debe pasar por un periodo de adaptación de días a semanas antes de sentirse cómodo.
Incluso con los diseños modernos, el confort de un RGP casi nunca iguala al de un lente escleral bien adaptado.
A pesar de las limitaciones clásicas, los avances recientes han mejorado considerablemente la experiencia del paciente.
Estos lentes están específicamente diseñados para queratocono y ofrecen:
Mejor centrado del lente
Adaptación más personalizada
Materiales más permeables
Mayor comodidad que los diseños tradicionales
Aun así, el confort típico sigue siendo inferior al que ofrecen los lentes esclerales.
En etapas avanzadas, especialmente cuando el cono es muy pronunciado o hay cicatrices:
La adaptación del RGP se vuelve difícil.
El centrado puede ser deficiente.
La visión puede no alcanzar niveles funcionales.
El lente puede decentrarse o causar puntos de toque perjudiciales.
En estos casos, los lentes esclerales altamente personalizados pueden ser una mejor opción antes de considerar un trasplante de córnea.
Los lentes RGP siguen siendo una opción extraordinaria para:
Queratocono leve, moderado y algunos avanzados
Pacientes que buscan la mejor agudeza visual posible
Usuarios con buena tolerancia a lentes rígidos
Quienes requieren una opción funcional y accesible
Sin embargo, para queratoconos muy avanzados o con indicación casi quirúrgica, puede que no logren una adaptación adecuada, y los lentes esclerales o incluso la cirugía sean alternativas más pertinentes.
Respetar las horas de uso recomendadas
Parpadear frecuentemente para mejorar el confort
Usar lubricantes compatibles con lentes rígidos
No dormir con el lente
Realizar controles periódicos
Cambiar el lente cada 1–2 años
Acudir de inmediato si aparece dolor, enrojecimiento o visión borrosa