Usar lentes de contacto es seguro, siempre que se usen bien. Muchos pacientes presentan molestias o complicaciones que pudieron evitarse con pequeñas correcciones en su rutina diaria. Aquí te dejo los errores más frecuentes y cómo solucionarlos.
Dormir con lentes multiplica el riesgo de infecciones como úlceras corneales.
Evítalo: retíralos antes de dormir, aunque “solo sea una siesta”.
Reutilizar solución o dejar el estuche sin lavar genera depósitos y bacterias.
Evítalo: cambia la solución todos los días y lava/renueva tu estuche cada que compres nueva solución de limpieza.
Una de las causas más comunes de irritación e infecciones.
Evítalo: manos limpias, bien secas y sin crema antes de tocar el lente.
Usar un lente mensual por 2–3 meses no “ahorra dinero”; aumenta complicaciones.
Evítalo: respeta el reemplazo (diario, quincenal o mensual).
Si hay enrojecimiento, ardor o secreción, NO uses el lente “a ver si se pasa”.
Evítalo: suspende el uso y acude a revisión.
Ducha, alberca o lavar los lentes con agua aumenta el riesgo de queratitis por amebas.
Evítalo: evita contacto con agua y usa lentes adecuados si nadas.
Ducha, alberca o lavar los lentes con agua aumenta el riesgo de queratitis por amebas.
Evítalo: evita contacto con agua y usa lentes adecuados si nadas.
Aunque no sientas molestias, necesitas evaluar córnea, película lagrimal y ajuste.
Evítalo: programa revisión al menos 1 vez al año (o cada 6 meses si eres usuario frecuente).
Con buenos hábitos, los lentes de contacto son seguros, cómodos y pueden mejorar tu calidad de vida.