Los lentes de contacto escleral son una herramienta extraordinaria en el manejo de múltiples patologías oculares, como queratocono, irregularidades corneales, post-trasplante de córnea, ojo seco severo y otras enfermedades de la superficie ocular.
Ofrecen una comodidad notable, una calidad visual excepcional y un desempeño óptico superior en casos complejos.
Sin embargo, no son lentes para usarse sin límites, y su abuso puede generar complicaciones importantes.
Aunque los materiales actuales son de alta permeabilidad al oxígeno (alto Dk), existe un factor fundamental que limita su uso diario:
El “clearance” o espacio de separación entre la córnea y el lente
En su lugar, se apoyan en la esclera y dejan un espacio lleno de lágrima entre el lente y la superficie corneal:
Ese espacio actúa como un reservorio lacrimal, útil para comodidad y calidad óptica.
Pero también reduce la oxigenación que llega a la córnea, porque el oxígeno debe atravesar el lente y la columna de lágrima.
Con el paso de las horas, la reserva de oxígeno disminuye, generando hipoxia corneal, incluso si el material del lente es excelente.
No exceder las 10–12 horas diarias de uso.
Realizar pausas si el uso se prolonga.
Usar lentes esclerales por demasiadas horas, especialmente sin pausas, puede provocar complicaciones relevantes:
Enrojecimiento
Dolor u ojo irritado
Visión borrosa por edema epitelial
Sensación de presión
Edema corneal (acumulación de líquido dentro de la córnea)
Reducción en la calidad visual
Cambios en la estructura corneal
Vascularización corneal (crecimiento anormal de vasos hacia la córnea)
Daño epitelial persistente
Insuficiencia limbal: una condición severa, muy difícil de tratar, que puede comprometer la transparencia corneal y requerir tratamientos complejos como SLET, amniotica o incluso trasplante.
La insuficiencia limbal asociada a hipoxia es uno de los peores escenarios, completamente prevenible si se siguen las recomendaciones.
A pesar de sus limitaciones, los lentes esclerales pueden usarse de forma segura siguiendo algunas estrategias:
Es la medida más importante para proteger la córnea.
Retirar el lente, enjuagarlo y dejar a la córnea respirar antes de volver a colocarlo.
Especialmente en ambientes secos, uso prolongado de computadora o actividades que requieran muchas horas de visión.
Estos permiten mayor oxigenación corneal que los escleral debido a la ausencia de clearance.
Son una excelente opción para extender horas de uso sin comprometer la salud ocular.
Evaluación con OCT de segmento anterior, revisión del clearance, ajuste del lente y supervisión del estado limbal y corneal.
Aunque los lentes corneales y esclerales son excelentes opciones, es muy importante recordar que no son dispositivos de larga duración:
La vida útil normal es de 1 a 2 años, dependiendo del material y del cuidado.
Con un mantenimiento excelente pueden llegar a los 2 años, pero no más de eso.
Es fundamental realizar una revisión anual, y otra alrededor del año y medio, para comprobar que el lente sigue en buen estado y que la córnea no presenta cambios negativos.
Recomendamos de manera enfática NO utilizar los lentes durante más de 2 años, ya que esto se vuelve altamente contraproducente: los materiales envejecen, la permeabilidad al oxígeno disminuye, aumentan los depósitos y sube el riesgo de inflamación e infección.